TEXTOS


La Ruta Trasnochada

Elisa Cárdenas

Escuela de Arte de la Universidad de Chile, Campus Las Encinas, un terreno baldío, de apariencia atemporal en medio de una ciudad de Santiago urgente y oprimida. Censura en la universidad, censura en los medios, censura en el arte, censura en las conversaciones, detenciones por sospecha y, con cierta recurrencia, apagones generalizados que hacían recrudecer los métodos represivos del Régimen Militar, y que a algunos nos provocaban una secreta sonrisa, una sonrisa tristona, como una revancha impotente ante esa realidad tan cruda, ante esa ciudad tan triste y aburrida. 
El baldío de Las Encinas no era menos triste, pero de sus personajes y prácticas emanaban una cierta luminosidad. Allí se incubaba un grupo de futuros artistas, estudiantes de Artes Plásticas, que convergían espontáneamente, sin proponérselo, agobiados por el hastío de la situación nacional, como también por la respuesta lastimera y heroicista de la izquierda estudiantil. No querían más canciones de protesta y Nueva Trova, no más barbas y bolsos chilotes. Ellos escuchaban a The Clash, The Smiths, se vestían a la usanza británica del momento, defendían la anarquía del movimiento punk europeo. Con sus raros peinados nuevos y sus vestimentas al estilo New Romantic, salían a protestar al centro de Santiago, pero lo hacían desde otro lugar. Frívolos? Quizás, pero más bien suficientemente cínicos, ante un país que se desarticula y ante sus propias vidas veinteañeras que, ellos lo sabían, no tenían aseguradas. 
Carlos Araya (Carlanga), Jorge González Lohse (Coco) y Mauro Jofré estaban entre esos jóvenes artistas. Pintaban, ese era su único mecanismo de lucha. Se inspiraban tanto en la cultura pop como en su vida cotidiana, sus amigos, sus barrios. Tres personalidades muy distintas que coincidieron en una generación. Más adentro o más afuera de la tribu, compartían espacios de la bohemia de los 80. El Trolley, el galpón de Matucana (Garage Internacional), la Nona Jazz, o los pisos que ellos y sus amigos alquilaban en el cordón industrial de Santiago, en los barrios Yungay, Concha y Toro, o Echaurren. 
Los caminos de Carlanga, Coco y Mauro se bifurcaron. El primero emigró a Francia, instalado desde hace años en el Barbes Rochechuart, una de las zonas más cosmopolitas de París, desde donde ha extraído información e imágenes para su figuración pictórica; siempre el entorno, pues Carlanga no concibe la pintura sin un tema. Coco González mantuvo en aquellos años una equidistancia del grupo, su personalidad tímida lo derivó a un aprendizaje más silencioso, en el taller de Rodolfo Opazo. La madurez y el tiempo lo han hecho explayarse, distenderse a sus pares, originando una multiplicidad de proyectos dentro y fuera del país.  Mauro Jofré alcanzó notoriedad y realizó importantes exposiciones en los años 90, luego se radicó en el sur de Chile, sumergido en paisajes que han continuado ratificando su apego a la pintura. 
No fueron especialmente amigos, pero la vida los ha ido reencontrando. Hoy, 25 años después, Carlanga, Coco y Mauro decidieron embarcarse en un proyecto conjunto al que llamaron “La Ruta Trasnochada”. Después de 25 años, y la sobrevivencia a cuestas, intensas conversaciones los han hecho identificar sus puntos de coincidencia. Lo mismo quieren hacer con sus obras, revisar gran parte de lo realizado en las últimas dos décadas, mirarse, criticarse, entrecruzar contenidos, énfasis, referentes. “La Ruta Trasnochada” es por tanto, una exposición de todos, no se limitará a mostrar la producción de los tres artistas, sino que puede extenderse a otros importantes exponentes de aquel círculo hermético de los 80, tales como Hugo Cárdenas, Pancha Núñez, Miguel Hiza, Rodrigo Hidalgo, entre otros. 
Durante estos decenios Carlanga, Coco y Mauro han ilustrado sus actividades y sus intereses. Como un inmigrante en París, Carlanga recolectó por mucho tiempo experiencias e imágenes del sujeto “avecindado”; retrató niños y jóvenes de ascendencia árabe, latina, africana buscándose la vida con dificultad en la capital francesa, los extrapoló a paisajes más propios, los desplazó en los márgenes de su soporte pictórico. Personajes y paisaje siempre en diálogo o enfrentamiento. Similares códigos ha utilizado Mauro Jofré, trabajando el retrato y el paisaje, en donde la cotidianeidad como premisa puede o no adentrarse en terrenos ilusorios. O sus referentes musicales y literarios se integran en una narración propia, particularizada por una pintura intensa. La cultura pop, los comics, el rock son una continuidad estimulante en obra y vida de estos tres artistas. En el caso de Coco González, la cultura popular propiamente chilena, con sus personajes, su humor y su precariedad. Coco González es quien más se ha desplazado a la objetualidad, sin abandonar el sentido de lo pictórico. Con acercamientos al collage e inserción de elementos externos al soporte, construye un relato biográfico personal/colectivo, sin temerle a la ironía, la mordacidad e incluso el disparate. Coco ha construido una muy particular carrera, quizás como reacción al mínimo apoyo con que cuentan las artes en Chile, con el tiempo se ha convertido en un gestor, ideando proyectos y espacios para él y otros artistas, programas donde básicamente se conjugan las energías y se puede volver a pensar, continuamente, en las prácticas colectivas. 
En “La Ruta Trasnochada” estos pintores de tomo y lomo, finiseculares al igual que la entrañable Generación del 13 que recibía al Chile centenario, quieren mostrarse, mirarse y revitalizarse. Fabricando una especie de ritual celebratorio del gozo de la pintura, quieren invitar a sus cofradías generacionales, y quién sabe si las nuevas formas de ver y entender el arte, terminen por demostrar el peso político y social que han tenido en Chile estos jóvenes de los 80.  











                                              LA RUTA TRANSNOCHADA

                                       
                                  FILOSOFIA BARATA Y ZAPATOS DE GOMA

                                            ARAYA – GONZALEZ – JOFRE

                                                       25 años de pintura





La primera imagen que se me viene a la cabeza es aquella de los predicantes en la India que en ves de subir el cerro directamente , lo hacen caminando una cantidad de pasos y presentando una ofrenda, así rodeando el cerro hasta llegar a su cumbre, es una travesía que a veces toma gran parte de la vida , desde que emprendió el camino del cerro y cuando regresó a su pueblo.
A veces pasaba que todo había cambiado, los amigos ya no estaban, algunos se habían ido , otros muertos, los más, se dedicaban a algo que no deseaban y los menos ,  seguían empecinados en sus sueños, es verdad lo vi en alguna película de antropología cultural, pero esa imagen no me ha dejado tranquilo  desde hace mucho tiempo, sobretodo cuando la contrapongo a mi viaje, a la RUTA por la cual he optado transitar..
Pintar, beber, caminar, paliaron por mucho tiempo la pena, la desazón y el desamor, romanticismo puro de un pintor que quería todo y no se atrevía a entrar a la corte, así pasaron años de trabajos colectivos, anóminos de alguna manera con la pretensión de la fama y la convicción de que era una mentira, tardes de una GENERACION PERDIDA que fue ser artista-pintor en el Chile de los años 90. 
No me di cuenta cuando llegó la DEMOCRACIA, cuando las escuelas de arte se multiplicaron y el mercado del arte quizo ser más de lo que era y es., pensar en revindicaciones a estas alturas del partido es un ejercicio político que no quiero hacer, prefiero pensar que aun es válido hacer las cosas diferentes, aun desde el desgano , la apatía o la lujuria descontrolada, quiero tomar en mis manos el ejercicio CIVICO que jamás conocí y proponer hacer mi país como YO me lo imagino,  
Ha corrido mucho agua, caido mucho polvo, vaciado muchas botellas y las calles de mi querido Santiago han dado cuenta de ello, me veo aun en el taller de Rodolfo Opazo, preguntándome que será de mí en 10 años, han pasado 25 y los caminos del cerro me han permitido reencontrarme con algunos de los predicantes que conocí en aquel baldio de la CHILE, pude generosamente mirar a los ojos de MAURO y CARLANGA y descubrir una mirada franca y sincera, que no supe ver en aquel tiempo, eso me hizo pensar que ha valido la pena el camino, después del viaje es bueno una cara amiga.
Nos juntamos y conversamos todo lo que jamás habíamos hablado,( esa extraña cualidad que tuvo los años ochenta de estar y no estar, podías participar en la más completa transparencia, al final a todos  y a ninguno  nos importaba ).
Asi surgen estas ganas de hacer algo juntos, una tarea para recuperar nuestra memoria, algo que nos revitalice, a la vez que nos permita compartir y disfrutar.
Pienso que exponer juntos en el MNBA es la instancia para ver mucha de la pintura que hemos hecho, para ver cómo es que logramos sobrevivir, para mostrar las múltiples diferencias y cercanías  además poder ser críticos con lo que queremos de nosotros.


Coco González



LA RUTA TRASNOCHADA (Carlanga)




Cuando Coco Gonzalez me llamo para juntarnos y empezar a reflexionar sobre una posible exposición agrupandonos a él, Mauro Jofré y yo,  en seguida se me armo en la cabeza la idea de un reencuentro, de realizar una compilacion  de un recorrido coherente y ademas similar, que hemos hecho los tres, nuestro recorrido de artistas a partir de la escuela de Arte de la Chile y  nuestra immersion en la pintura, .
Tres personajes con un camino cercano, aunque nuestras historias paralelas hayan tomado a un cierto momento una bifurcacion, siempre abrazando la pintura desesperadamente y en contra de todo, como bien dice Coco, haciendo siempre lo que « no habia que hacer », tomando todas las posiciones que no habia que tomar, en mi caso llendome al extranjero y abandonando mi generacion que de todas maneras a mi se me presentaba como la generacion perdida, nosotros comenzamos a pintar no por pertenecer a una tradicion de las artes plasticas, yo empece a pintar porque no era buen cantante y no podia tener un grupo de rock, despues me empecé a meter en el placer de la pintura, mi generacion es una generacion de sobrevivientes, nosotros que crecimos como estudiantes bajo la dictadura, en un  Chile donde  no existia ninguna infraestuctura para el arte y la cultura, donde el arte era subversivo, fuimos self made men,y outsiders totales y cuando llego el momento de posicionarse en un pais que se anunciaba como nuevo, algunos partimos, otros desaparecimos o en todo caso nunca atinamos.

La ruta Trasnochada 

La Ruta Trasnochada es un alto en el camino para recoger en un espacio  nacional como es el MNBA, nuestro testimonio de  25 agnos de trabajo. 
Pienso que el caso de Coco Gonzales, de Mauro Jofré , mio  y de algunos otros también como Cardenas o Hidalgo, es una caso aparte, somos una generacion de artistas entre dos, una generacion perdida como lo dije antes, que no tomo el camino directo,  nuestra primera aproximacion al arte fue diferente del caso de pintores mas oficialmente correctos, sin querer ser pretencioso, prefiero compararnos  a la llamada generacion del 13, que admiramos todos,  creo que somos pintores que creamos lenguaje et influencia pero desde la sombra del underground.

La Ruta trasnochada se me presenta como un nuevo recorrido sobre un viejo viaje, sera la recopilación de nuestras vidas de pintores, sera un testimonio, una vision de pintores naufragos, sera un alto en la ruta para ver hacia atras y también hacia el lado, una nueva mirada hacia lo que hemos hecho juntos y luego separados, una comparacion, y tambien pienso una oportunidad para citar a aquellos que son necesarios en esta historia.

Carlos Araya ‘Carlanga’.